Boris Johnson solo tiene dos manos, y cada intento de taponar una nueva crisis se ve limitado por la necesidad de frenar una pérdida de credibilidad, que se le escapa a chorros. Justo cuando su Gobierno celebra reuniones diarias para analizar la evolución de la variante ómicron del virus, y acelera un endurecimiento en las restricciones sociales para frenarla, los británicos han descubierto que el personal de Downing Street se saltó el confinamiento en diciembre pasado para celebrar las fiestas. “La ya famosa fiesta del número 10 de Downing Street supone que cualquier nuevo confinamiento que se imponga se entenderá únicamente como una recomendación, diga lo que diga la ley”, resumía el diputado conservador Charles Walker a la BBC el martes por la noche.
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Fuente:elpais.com/