Aunque nos guste más, la historia no versa tanto sobre el valor humano como sobre su cobardía. Especialmente en política. Lo cuenta Stefan Zweig en su célebre Fouché: “La culpa de los revolucionarios franceses no es haberse embriagado de sangre sino de palabras sangrientas”. Después, cuando el pueblo pide guillotina, “a los caudillos les falta el valor para negarse; tienen que guillotinar para no desmentir su cháchara acerca de la guillotina”. Y esta es la historia del trumpismo y de la verda…
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Fuente:elpais.com/